A la presidencia de Brasil le cogió por sorpresa la explosión de la protesta popular sin que la Agencia Brasileña de Inteligencia (Abin) hubiesen alertado al Gobierno ni al Congreso. Preocupado por el desarrollo de la protesta que este jueves alcanzará a 80 ciudades, entre ellas de nuevo a São Paulo y Río, el Gobierno ha designado a agentes de los servicios secretos para seguir por medio de Facebook, Twitter, Instagram y WhatsApp las movilizaciones.
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