El título del humano más duro que jamás haya existido está ocupado por una mujer mexicana de origen zapoteco que se llama Inés Ramírez Pérez, y que el 5 de marzo del año 2000 tuvo a su octavo hijo por medio de una césarea que se practicó ella misma. Sí, guiñe los ojos; sólo leerlo duele. Es el único caso conocido por la ciencia médica de una auto-cesárea en la que ambos, la madre y el hijo, sobrevivieron.
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