El presente déficit hidrológico no es fortuito, ni en absoluto dependiente únicamente de la climatología de los últimos años. Durante las últimas décadas el desarrollo en Cataluña, desde el punto de vista agrícola, industrial y social, ha promovido el incremento del consumo hídrico sin aportar soluciones desde la contención y la eficiencia. Hace años que este desarrollo viene pasando factura a las cuencas internas y la del Ebro.
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