El neardental sale de cueva y piensa que más allá de las montañas no hay nada. El Valle le provee comida, leña, agua y un montón de familiares con los que tener sexo y procrear. Sería una imprudencia abandonarlo. Diez generaciones más tarde su valle será ocupado por esos homo sapiens lampiños de mandíbulas débiles y curiosidad insaciable que, de alguna manera, no estaban languideciendo en la endogamia ni sufriendo el Efecto Allee.
El rapanui contempla un Moái, imponente en su frondosa isla llena de vida. No necesita nada más que lo que ella le aporta, sería estúpido crear mejores canoas para viajar a sitios lejanos, mejor hacer muchas canoas pequeñas y pescar en las aguas cercanas. Tiempo después, sus nietos, hambrientos y andrajosos tras haber deforestado su tierra, observarán en el horizonte la llegada del Bachelor's Delight del pirata Edward Davis, preguntándose de dónde diablos ha salido tanta madera como para construir un buque así.
Mi vecina, ecologista, periodista y feminista, se acurruca en su sofá con un Nescafé tras haber puesto a caldo en su último artículo la necedad del desperdicio económico que supone la construcción del Starship Super Heavy (anteriormente conocido como Enorme Cohete Follador Big Fucking Rocket Big Facon Heavy), por parte del majara de Elon Musk ¿Dónde demonios quiere ir, si no hay nada más allá de la atmósfera? ¡Hay que conformarse con el planeta tan bonito y cuco que tenemos! ¡Explorar es una activad probablemente heteropatriarcal e imperialista propia de temerarios, aventureros y sátrapas! ¿Marte? ¿Para qué te vas a ir a Marte si en la Tierra se está bien? ¡En Marte solo hay regolito, polvo y como mucho tigres de ocho patas y princesas en paños menores!
Y luego, por ahí andamos cuatro gatos que estamos tristes porque sabemos que en nuestra vida vamos a salir de esta patata azul y blanca pero que ¡Ánimo! Tenemos el consuelo de la ciencia ficción dura. La de verdad, la que está escrita como dios Heinlein manda, la que a un servidor le hizo descubrir que la La Luna es una Cruel Amante y que en el espacio nadie oye tus láseres (porque el sonido es la vibración en un medio y en el espacio no hay medio y además un laser no hace ruido y… cosas).
Pero olvidemos eso, aquí hemos venido a recomendar ci-fi dura como los acordes de una banda de metal nacida en el seno de una civilización que habita en una estrella de neutrones, no es todo lo que hay, pero sí algo para que alguien que quiere cotillear el género pueda hacerse una idea de por dónde van los tiros:
-Empecemos por el principio, ya que como hemos dicho, La Luna es una Cruel Amante, y además es una novela de Robert A. Heinlein de 1966, que cuenta la bonita historia de unos tipos en la Luna, que estando hasta el gorro de ser una colonia, deciden declararle la guerra a la Tierra. Y para ello, tienen un cañon. Es dura hasta el punto de que Heinlein se quedaba hasta las tantas de la noche con su mujer calculando las órbitas de los proyectiles de dicho cañon para que, cuando alguien en un diálogo dijese “podría impactar en dos horas”, no le saliera un niño rata replicando que eso no podría ser. Y además TANSTAAFL!
-Marte de Colorinchos, o La Trilogía Marciana es serie de tres libros (¡Quién lo iba a imaginar!) De Kim Stanley Robinson, escritos a mediados de los 90, llamados Marte Rojo, Marte Verde y Marte Azul que cuenta el proceso de terraformación de Marte . Los libros y la trama molan mucho, pero hay que estar preparados para tragar descripciones de veinte párrafos de una puta piedra, y de lo diferente que es respecto a la puta piedra descrita en el capítulo anterior, ya que está a pocos metros y claro, la geología de este crater es la que es. Si te gusta la geología, quieres saber de ascensores espaciales y siempre has querido tu propia lente solar orbital para generar energía, te gustarán estos libros.
-¿Eres de esos que se tocan ahí abajo cuando ven que en la serie The Expanse la nave de los malos se acerca rápidamente a la nave de los buenos pero no viene de frente, si no que viene de culo, porque obviamente está frenando? ¿Te molesta sobremanera que el 98% de las naves en las películas estén dispuestas a modo de barcos y no a modo de rascacielos? ¿Te has parado a pensar alguna vez, sentado en la taza del baño, si los cazas espaciales en una armada estelar tienen sentido estratégico, táctico y económico? No busques más, ya que no lo vas a necesitar: Entra en Atomic Rockets (www.projectrho.com/public_html/rocket/index.php), una comunidad en la que un montón de gente lleva años discutiendo sobre todas esas mierdas. Pero ojo, te advierto, es como cuando entras en la Wikipedia o en TvTropes a mirar una cosa un momento, y sin querer te suena el despertador porque llevas toda la noche con 36 pestañas abiertas en el navegador y todavía hay enlaces que debes leer.
-Dos novelas de Peter Watts: Echopraxia y Visión Ciega, esta última gratis, entendiendo gratis como que es Creative Commons y que la puedes leer por el morro. La trama va de vampiros (y sí, es ciencia ficción fucking dura, pero hay vampiros, y acojonan que te cagas) y de extraterrestres. Es todo muy malrollero, como todos los libros de Watts (no te de por leerte otros libros suyos como los de Rifters si eres ligeramente claustrofóbico o no te molan las descripciones detalladas de violaciones con una estaca de madera de pino, que tiene más astillas), pero a mi, que soy fotógrafo, me moló sobremanera su truco totalmente realista para hacer invisibles a los cucarachones. Y bueno, si lees a Peter Watts, ya sabes que te va a meter su doctorado de zoología y de recursos ecológicos por el gaznate hasta que acabes sabiendo de memoria la secuencia genética de la bacteria de la que te está hablando.
-Todo el arco narrativo de “Espacio Revelación” de Alastair Reynolds (“Espacio Revelación”, “El Arca de la Redención” y “El Desfiladero de la Absolución”). Alastair es un tipo al que le mola escribir Space Opera GIGANTE, pero que se pone como límite el hecho de que en ninguna de sus historias se puede viajar más rápido que la luz… y claro, imagina Star Wars o Star Trek si en vez de gritar ¡Hiperespacio!, los heroes se tiran 3000 años dedicándose a hacer ganchillo en el camarote de su nave mientras van de un lado a otro. Además, es muy fan de “para qué quieres armas en tu nave, si tienes un motor que puede mantener 100G de aceleración indefinidamente… apúntalo al planeta de los malos y a tomar por saco”.
-Y venga, para terminar esta pequeña selección, vamos a pegar tiros, meter hostias y tomarnos alguna pequeña licencia: Los agujeros de gusano como medio de transporte son viables ¿Ahora qué? Pues ahora, “La estrella de Pandora” y “Judas Desencadenado” de Peter F. Hamilton. Pew-pew, trenes que van a otros planetas, megaricos, hostias como panes, persecuciones, genios fumando maría, explosiones, el alienígena más currado ever, más hostias… y todo manteniendo coherencia y respetando las leyes naturales y la termodinámica en más o menos un 98%.
Hay más, MUUUUUCHO más, ya que la ciencia ficción dura es muy larga y muy dura, pero valga esto como introducción a algunas opciones no muy trilladas (que sí, que todos hemos leído Seven Eves, y también las idas de olla de Cixin Liu y… NO, LA MIERDA DE “ANCILLARY JUSTICE” DE LA ÑOÑA DE ANN LECKIE NO ES HARD SCI-FI) y espero que os mole alguna.