Seis millones de estadounidenses viven en estos momentos sin ningún otro ingreso que los «food stamps», los cupones que el Gobierno federal da a los más pobres para comprar alimentos. Más de un millón de los que viven así son niños. El programa federal de los «food stamps» se ha disparado un 50 por ciento desde que empezó la crisis económica. Si a este dato se le suma un informe del pasado mes de noviembre según el cual pasan hambre física 49 millones de estadounidenses -el 14,6 por ciento de la población-, el debate está servido.
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