El desastroso sistema educativo de nuestro país ya tiene nuevo mártir. Se hace llamar John Cobra y representa a las mil maravillas lo que pasa cuando administraciones sucesivas basan la economía de un país en la mano de obra ninguneando la educación, la ciencia y la cultura. Cobra es, por así decirlo, la segunda trompeta del Apocalipsis tras Belén Esteban. La constatación de que la idiotez y la chabacanería no tienen edad ni género. El drama no es que Cobra salga en la tele, el drama es que exista
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