Un saudí se casó con una filipina como argucia para comprarle el riñón, intentando burlar las estrictas normas implementadas recientemente en Filipinas para combatir el tráfico de órganos. La secretaria de Bienestar Social, Esperanza Cabral, dijo que el saudí solicitó un transplante y dijo que recibiría una donación voluntaria de su esposa, pero los funcionarios del hospital entraron en sospechas cuando descubrieron que el esposo no hablaba ni inglés ni tagalo, el idioma de las Filipinas, mientras la mujer no sabía una palabra árabe.
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