Es evidente que no se pueden poner puertas al mar, pero también se constata que la preocupación por la inmigración clandestina en cayucos y pateras supone un pulso de estrategia entre los organizadores de las expediciones clandestinas y los gobiernos europeos que invierten en vigilancia para intentar blindar sus fronteras. La última novedad por parte del Gobierno español es un satélite espía que controlará a los cayucos, "barcos negreros" y también tráfico de drogas o terrorismo, en tiempo real.
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