En junio de 2007 me compré unas sandalias. De cuero marrón, dos tiras sobre el empeine y una tercera sobre el talón, cada una con su correspondiente hebilla metálica. Eran de una marca alemana, y me sentí confiado. A las pocas horas de calzarlas, su duro cuero comenzó a sajarme la piel, irritándola primero y abriendo herida más tarde. Pensé que tenían que darse de sí...
|
etiquetas: sandalias , metáfora , berto romero