Cuando ese ser que nos deja para ir al más allá no nos infundía, digamos, el mayor de los cariños, o directamente era un cabrón de mierda del cual la noticia de su muerte nos llevó a sentir una gigantesca sonrisa interior, hay algo: Para esos casos, un grupo de emprendedores acaba de habilitar "San Puta se lo lleve", un cementerio privado destinado a albergar los restos de quienes en vida supieron ganarse el desprecio más o menos silencioso de cónyuges, hijos, cuñados, vecinos, ex parejas y eventualmente empleados o subordinados.
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