Ignoro si a Dalí le gustaba el foie (aunque, sabiendo de sus gustos refinados, supongo que así sería), pero lo que es seguro es que los patos -y, más concretamente, sus cuartos traseros- le chiflaban. He aquí su práctica sexual favorita en los prostíbulos de Barcelona.
|
etiquetas: dalí , salvador dalí , sexo , artistas , zoofilia , aberraciones