La administración andaluza ha hecho un esfuerzo inversor en los últimos años en la provincia de Málaga para intentar equiparar los recursos de salud mental con las necesidades sociales. Pero la demanda es todavía muy superior a los medios, si se tiene en cuenta que existen un total de 94 camas hospitalarias para unos 4.000 enfermos mentales graves. Para muchas familias de afectados, el día a día, la convivencia con la enfermedad, constituye un calvario.
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