Llegó en julio a Navarra procedente de Rumanía. Cuando el verano encaraba su último mes notó algo extraño en un pecho, había solicitado la tarjeta sanitaria antes de que el Tribunal Constitucional suspendiese la ley foral que garantiza asistencia sanitaria gratuita a todas las personas con independencia de su situación legal, pero aún no la había recibido. Días después recibía una noticificación en la que se le informaba de que se le iba a facturar la atención.
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