La mayoría de los países europeos disponen de un salario mínimo fijado por ley que oscila entre los 1.874 euros brutos mensuales de Luxemburgo y los 155 de Bulgaria, pasando por los 645 estipulados en España. Se trata de la cuantía retributiva mínima que percibe el trabajador por una jornada legal de trabajo, una figura similar a la que el presidente Barack Obama pretende situar en los 9 dólares a la hora en 2015. En los países europeos casi siempre se computa en términos mensuales, y en ocasiones se establece en función de la edad.
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