Me han llegado noticias de que responsables del Jardín Botánico de Madrid han decidido sacrificar a los gatos refugiados en las instalaciones. Soy madrileña y me siento orgullosa de mi ciudad, por su permanente evolución fruto del espíritu abierto, unido a un interés en los ciudadanos por adaptarnos a las mejoras sociales, tanto a nivel colectivo como individual. El respeto por la naturaleza y los animales, en particular, es una muestra de civismo y de amplitud de miras, defendiendo nuestro patrimonio cultural y nuestro hábitat.
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