Por primera vez, el primer ministro ruso, Vladímir Putin, ha tenido el gesto de acudir al bosque de Katyn en compañía de un alto dignatario polaco para rendir homenaje a los 22.000 polacos masacrados en la primavera de 1940 por orden de Stalin. Putin y su homólogo polaco, Donald Tusk, depositaron ayer sendas coronas de flores y colocaron la primera piedra de una iglesia en memoria de los allí ejecutados. Relacionada
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