Como si se tratara de una historia de la época del telón de acero, Rusia tiene a EE.UU. como su principal sospechoso en el asunto de la Phobos-Grunt, la nave que el pasado domingo se precipitó sobre la Tierra y arrojó un número indeterminado de fragmentos sobre el océano Pacífico frente a las costas de Chile. Las autoridades rusas comprobarán la hipótesis de que radares estadounidenses ocasionaron un efecto -no deliberado- en la sonda interplanetaria poco después de su lanzamiento, según informa la agencia RIA Novosti.
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