Cada vez que anuncian la llegada de un huracán a la región del Caribe mi rutina es la misma: empacar el pasaporte, el cepillo de dientes, la cámara fotográfica y una muda de ropa. No es para salir huyendo de la tormenta. A contrario: es para ir corriendo al Centro de Operaciones Aéreas de los Cazahuracanes en la base aérea de MacDill, en Tampa, Florida...
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