Un mes después que las autoridades rumanas comenzasen a cobrarles impuestos por sus oficios, las clarividentes y adivinas del país están maldiciendo una nueva propuesta de ley que amenaza con multas e incluso prisión si las predicciones no resultan ciertas. En enero, las autoridades cambiaron las leyes laborales para reconocer oficialmente la ancestral práctica como una profesión sujeta a impuestos, haciendo que decenas de furiosas brujas arrojasen mandrágora al Danubio en un intento por poner un maleficio sobre el gobierno.
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