Si se analizan las protestas rumanas de estos días más allá de la foto, encontramos derivas similares a las del Maidan, con sectores movilizados coreando consignas fascistas y cánticos legionarios de 1941. También hay una clase urbana, desideologizada, cool, a la que une su odio al habitante rural y más pobre. Tampoco es alentador que los intentos más serios de desmontar el sistema de corrupción estatal no son garantistas: la lucha contra la corrupción en Rumanía podía tener como desagradable consecuencia la debilitación de su democracia.
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