El líder del PSOE tiene club de fans. Así, como suena. Y no hablo precisamente de su propio partido, que ya se sabe que nadie es profeta en su tierra, sino de las filas adversarias del PP y de algunos estamentos fácticos que creen que él, y sólo él, sería capaz de garantizar una gran coalición en 2015, después de unas elecciones inciertas en las que la mayoría absoluta de cualquier formación se presenta como una quimera y el precio exigido por los partidos bisagra se prevé una exigencia inasumible.
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