En 1925, Jonckheere Company utilizó un Rolls Royce Phantom I para reconvertirlo a un coupé más extravagante y exclusivo, con una carrocería de seis metros de largo. Aquella obra de arte fue comprada en 1991 por un coleccionista japonés por un millón y medio de dólares, y actualmente pertenece al Petersen Automotive Museum.
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