Si el Estado no estuviera, es decir, si los ciudadanos retuviéramos los ingresos que el Estado nos arrebata, todo lleva a concluir que lo gastaríamos precisamente en educación, sanidad, pensiones y seguros de todo tipo, incluido el de desempleo. El resultado sería, asimismo, más eficiente que el actual, de modo que tendríamos los mismos servicios que ofrece el Estado pero a un coste menor. Además, constituiríamos una sociedad de mujeres y hombres responsables y libres, lo que no es una ventaja baladí.
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