De un robot, creado artificialmente, cabría esperar que siempre diga la verdad. Pero los autómatas también pueden aprender a contar mentiras, según demuestra un nuevo estudio sueco. Los ingenieros Sara Mitri y Dario Floreano, junto al biólogo evolutivo Laurente Keller, decidieron hacer la prueba con 100 grupos de 10 sencillos robots a los que asignaban la tarea de “buscar comida” en un área controlada bajo una serie de reglas, como encender una luz azul cuando encontraban el “alimento” para avisar a sus compañeros. El cerebro artificial de esto
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