Roberson fue sentenciado a la pena capital por la muerte de su hija Nikki, una niña de 2 años que falleció el 31 de enero de 2002 después de llegar al hospital en estado de coma, desvanecida en los brazos de su padre y con el rostro azulado por la asfixia. Los médicos atribuyeron los síntomas de Nikki al síndrome del bebé sacudido, una lesión cerebral grave provocada por agitar a un niño menor de 2 años con tanta fuerza que el suministro de oxígeno al cerebro resulta comprometido.
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