En mi gimnasio (en todos, supongo) habita una raza de superseñores, hombres con piernas como mi torso y torsos como mi Bravia. Tipos que hacen pesas como quien come pistachos y que, entre alzada y alzada, se contemplan en el espejo con un afán detectivesco inescrutable para mí. (...) Cuando uno les escucha, comprende hasta qué punto nuestro sistema educativo es un fracaso. Esos tipos no tienen vergüenza alguna en airear su incultura y su abanico léxico de 100 palabras con el mismo gracejo que pasean sus penes (...) en un vestuario abarrotado.
|
etiquetas: fauna , gimnasio