Lo de Cayo Lara con el Rey ha de ser una estrategia para provocar la caída de la monarquía, porque no cabe otra. ¿Cómo si no ha de interpretarse que el republicano más contumaz, el hombre que se plantó en la Zarzuela para pedir a su inquilino la jubilación anticipada, insista una y otra vez en reclamar su ayuda para resolver el caso de Aminatu Haidar? Estamos, sin duda, ante un plan maquiavélico cuyos detalles desconocemos, pero que ha de contribuir a hacer luz de gas de los Borbones y a transformar a Juan Carlos I en el ciudadano Juan Carlos.
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