¿Cómo una empresa como WeWork de un sector tan denostado como el inmobiliario se hizo pasar por una atractiva tecnológica? Allí invirtieron varios de los fondos de inversión más reputados del mundo un total de 20 mil millones. Ante la obviedad del pufo surge la duda: ¿fueron los inversores víctimas de un fraude o cómplices colaboradores? Hay casos, como en el timo de la estampita, donde uno acaba cayendo en la trampa precisamente al intentar estafar a su vez.
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