Jordi Évole es a la sociedad civil de este país, lo que Justin Bieber es al mundo de la música: el resultado de un estudio de mercado, un producto más para una nueva generación que lo demandará y consumirá. Un producto creado desde el cachondeo y la cercana informalidad para enamorar a la gente. Ridículo es convertir las ansias de verdad de un pueblo en un “chiste” malo, para mantenerlo en la ignorancia. Ridículo es que se lance el mensaje de que “no se puede saber la verdad”. ¿Están nerviosos usted y sus amigos, señor Trueba? Porque, vaya tela
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