Un responsable de Brave encontró seis páginas diferentes que, después de un hora de navegación en Chrome, compartían sus datos con al menos ocho empresas de publicidad. El ejecutivo habría descubierto que Google le había etiquetado con un rastreador de identificación que alimentaba a empresas de terceros que accedían a una página web oculta de acuerdo con la información publicada. La página no mostraba ningún contenido, aunque tenía una dirección única que la relacionaba con la actividad de navegación de Ryan.
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