Si en España hubiera habido justicia tras la muerte de Franco todas sus propiedades hubiesen sido requisadas por el Estado. ¿Alguien cree que la fortuna amasada por un dictador pueda ser legítima? Como en España no ha sido así, entre las propiedades de los Franco está la cripta en la catedral de La Almudena.
Es inaudito que un genocida permanezca en un mausoleo propiedad del Estado con la configuración que él mismo eligió. El Valle de los Caídos debería transformarse en una herramienta de denuncia del fascismo y la violencia, derribando esa gigantesca cruz (150 m, la más grande del mundo), símbolo del sometimiento de todo un pueblo a la moral nacionalcatólica tras el triunfo del golpe militar fascista.
Sería esclarecedor que la Iglesia católica acogiera en su seno la momia del dictador. No hay mejor manera de respetar la memoria histórica que evidenciando la simbiosis Iglesia-franquismo. Aún con más acierto si la catedral se convierte en centro de peregrinación fascista.