Los funcionarios policiales comenzaron sus investigaciones hace meses, a raíz de la sospecha de que el en interior de unas casetas había varios animales potencialmente peligrosos que se encontraban encerrados día y noche en condiciones precarias. Se barajaba la posibilidad de que los animales fueran utilizados para peleas. Esta sospecha cobró mayor fuerza en el momento del desalojo, pues, según las mismas fuentes, se trataba de perros "muy agresivos", que tuvieron que ser sedados para su evacuación.
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