De republiquetas, guerras civiles y democracias de pacotilla

El tiempo juega en contra de la monarquía española. Cada vez es más reconocido que es una de las condiciones de las fuerzas franquistas en el poder que la naciente democracia tuvo que asumir durante la supuestamente modélica transición del 78. No me alargaré en ello pues ya lo he escrito en anteriores artículos, pero como para muestra vale un botón, basta escuchar (solo 8 minutos) al recientemente fallecido Julio Anguita:

www.youtube.com/watch?v=XgYQkPepWfc

Espero que vean el vídeo al menos algunos de los que se han puesto en primera línea para aplaudir su coherencia política pero que no se molestaron nunca en escuchar lo que decía.

Y también es interesante oír a Adolfo Suárez reconocer que sus convicciones democráticas se agotaban fácilmente cuando los sondeos le indicaban que la monarquía perdía un referendo.

www.lasexta.com/programas/sexta-columna/noticias/asi-confeso-adolfo-su

Convicciones democráticas que también brillaron por su ausencia en los medios de comunicación de este país que protegieron con su silencio al anterior rey para afianzar la credibilidad de la monarquía y revertir así la opinión contraria del pueblo español.

Lo cierto es que la jugada no le salió bien a la clase política detentadora del poder y, en los últimos años, todos los sondeos indican que la monarquía es reprobada por la mayoría de los españoles, casi todos los catalanes, vascos y gallegos, y por la mayor parte de los españoles que se sienten de izquierdas. Quedan entonces inutilizadas la supuesta idoneidad de la monarquía como garante de estabilidad y de unidad de España.

Todo lo anterior no significa que España no sea una auténtica democracia ni que sea un estado franquista, pero sí que posee abundantes rastros del régimen franquista anterior que fueron condiciones sine qua non impuestas para permitir la transición a un nuevo régimen democrático homologable a los de los países occidentales.

Perdida la batalla de las ideas, los partidarios de la monarquía pasan al ataque tratando de descalificar a los republicanos. Hay varias muestras de ello, pero me quiero ocupar ahora de algunas que no han recibido mucha atención. La primera son unas aún recientes declaraciones de Felipe González, uno de los muñidores del asunto de la transición, En las que opinaba lo siguiente: Prefiero una monarquía republicana como la que tenemos a una republiqueta. La primera parte de la frase es ya ridícula por ser un evidente oxímoron y es del mismo nivel que todos esos personajes públicos que se declaraban juancarlistas porque en el fondo les avergonzaba decir que eran monárquicos (no conozco ninguno que hay pedido perdón), pero la segunda parte es incluso ofensiva. Supongo que Felipe González dice que la alternativa es una republiqueta porque piensa en su propia incapacidad para evitar las imposiciones del franquismo en la Constitución del 78 (si es que realmente intentó evitarlas alguna vez). Denota una vergonzosa falta de fe en la capacidad del pueblo español para dotarse de instituciones democráticas sin una vigilancia de oscuros poderes fácticos.

www.lavanguardia.com/politica/20200213/473519960340/felipe-gonzalez-mo

Pero aún queda una última estrategia, meter miedo. En unas reciente declaraciones a ABC (periódico de conocida pasión al defender la monarquía), el economista Ramón Tamames ( que supo transitar sin aparentes problemas ideológicos desde el Partido Comunista hasta el CDS de Adolfo Suárez) se descuelga con esta frase que para el periódico merece titular el artículo: La República sería el origen de plantear otra guerra civil. Es decir, hace 45 años el principal argumento para tragar con las imposiciones franquistas era el miedo a un golpe de estado de los que estaban en el poder durante la dictadura y, 45 años después, ¡lo siguen utilizando!  ¿Están entonces diciendo que la nuestra no es una auténtica democracia? ¿Piensan que no es posible proclamar una república sin que los sectores más tradicionalistas vuelvan a derrocarla con una guerra civil si fuera necesario? Si fuera así, esta sería una democracia de pacotilla, un régimen vigilado en el que el pueblo no es realmente dueño de su soberanía.

www.abc.es/espana/abci-republica-seria-origen-plantear-otra-guerra-civ

Y la estrategia del miedo no acaba ahí. Las concentraciones antigubernamentales que se han desarrollado en los últimos días, en contra de los mínimos principios de precaución sanitaria han dado lugar a enfrentamientos entre esos manifestantes y personas contrarias a esas manifestaciones. El propio periódico monárquico ABC, entre otros diarios de similar ideología, se ha encargado de propagar un incidente en el que algunos jóvenes contrarios a los manifestantes gritan muerte al rey. La idea parece clara, tratar de violentos a todos los que se oponen a la monarquía.

Vano intento. Desde aquí quiero decir que los republicanos lo son precisamente por sus profundas convicciones democráticas y, precisamente por ello, son abrumadoramente contrarios a la violencia. Ninguna algarada callejera y violenta entre escasos manifestantes nos puede representar. Nosotros no queremos matar ni al rey ni a nadie, solo queremos derrocarlo democráticamente y que pase a ser un ciudadano más. Solo queremos denunciar el incierto origen de esta institución y que nuestro jefe de estado dependa de la elección del pueblo, no de la velocidad punta de un espermatozoide.

La República llegará más pronto que tarde y será de forma pacífica y democrática. Nadie en su sano juicio puede pensar que eso nos abocaría a una nueva guerra civil. Y esta vez el pueblo determinará a través de sus representantes elegidos democráticamente cómo deben ser las nuevas instituciones sin insalvables imposiciones a priori.

 

Salud