Diane Johnson y sus colegas usaron microscopía electrónica de barrido y tomografía computarizada para analizar esta reliquia egipcia del Museo de Manchester datada en el 3.300 aC. La microscopía mostró un 30% de níquel, lo que sugiere que, efectivamente, provienen de un meteorito. Además el metal tenía una estructura cristalina llamada patrón Widmanstätten, una estructura que se encuentra sólo en los meteoritos de hierro que se enfriaron muy lentamente dentro de sus asteroides padres cuando el Sistema Solar se estaba formando.
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