Al sujeto en cuestión no se le ocurrió otra cosa para obtener su refrigeración líquida que quitar todos los ventiladores de la torre (incluyendo el de la fuente de alimentación, que arrancó), sellar con silicona todos los agujeros de la torre y llenarla hasta arriba de agua. Después de tan gran hazaña llamó a su mujer para que contemplase 'lo silencioso que era', y aún se extrañó cuando saltaron los plomos en la casa al intentar encenderlo.Después de relatar el suceso todavía se enfada por haber seguido los 'estúpidos consejos del foro.
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