La actual agricultura y ganadería tradicional, la de toda la vida, tiene los días contados. Jubilados o subvencionados hasta la improductividad, en pocos años no quedará nadie en el campo español. Con ellos desaparecerán alondras y avutardas, perdices pardillas y aguiluchos; también cientos de variedades de frutales y vegetales, de razas de ganado doméstico. Trabajar en el campo ya no es rentable, sale más barato comprarlo todo fuera. Y como consumidores tampoco estamos dispuestos a pagar más por los productos locales.
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