Un panadero con ganas de diversión se acerca a un prostíbulo de alto caché. Mientras toma una copa charla con una chica de alterne, y, en principio, tanto la tarifa de los servicios como la compañía le parecen bien. Pero resulta que queda insatisfecho y que a su juicio no se ha ganado los 160 euros que marca la tarifa. El cliente no llega a ningún acuerdo con el gerente del local, y menos aún con la chica. Ante tal coyuntura, decide reclamar ante la Oficina del Consumidor de Granada.
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