La realidad virtual fue probablemente el gran fiasco de la década de los noventa. La que estaba llamada a ser la gran revolución en el entretenimiento, los videojuegos y ¡el sexo! quedó en una mareante curiosidad para ferias de informática y dejó unos cuantos artilugios dignos de figurar en el museo de los horrores tecnológicos. Un nuevo desarrollo de Intel, la Señal Digital Inteligente, recuerda inquietantemente al sistema de reconocimiento por iris de "Minority Report".
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