El rancho de los 6.000 obreros que trabajan en las obras de la Villa Olímpica y otras instalaciones para Pekín 2008 se ha convertido en un tema espinoso para el Ayuntamiento pequinés, que quiere alejar de esos lugares a los vendedores ambulantes de comida y controlar los precios de ésta. Según el departamento municipal de Calidad y Seguridad Alimentaria, los vendedores en las inmediaciones de estas obras no tienen licencia y sus productos pueden ser perjudiciales para la salud de los trabajadores.
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