Rajoy no moverá un dedo contra Bárcenas mientras no sea imputado, y cuando eso ocurra, si es que ocurre, le pedirá que dimita como tesorero. Pero esa posibilidad no le preocupa tanto a Rajoy, porque si se prueba que Bárcenas cometió delito fiscal y cohecho, el responsable será Bárcenas, no el partido, y su presunto enriquecimiento personal no tendría por qué salpicar al PP. Lo que preocupaba a Rajoy era que a sus espaldas se hubiera montado una trama de financiación ilegal del partido, pero está claro que aquí no ha habido un caso Filesa.
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