Para aquellas minorías que aspiran a imponer, por fuerza, sus creencias y normas éticas, normalmente extremas y reaccionarias, a todos los demás, es decir, por los fanáticos doctrinarios, que hoy prácticamente se reducen a los miembros más intolerantes de las jerarquías religiosas y a pequeños sectores integristas y reaccionarios que anidan en la derecha española. Para estos sectores trabaja objetivamente el ministro Wert, con su contrarreforma educativa, confesional y doctrinaria, como en su terreno lo hace con entusiasmo Gallardón.
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