Ha habido mucha gente engañada en las sucursales bancarias. Personas que, efectivamente, no sabían lo que compraban. Lo que sí sabían era que, anualmente, su capital rendía un 6%, un 7%, un 8%. El doble que uno de los mejores depósitos, hasta cuatro veces la inflación. Incluso más que la deuda pública que tan "riesgosa" nos han dicho que es en los últimos tiempos. ¿No era para desconfiar? "Nadie da duros a cuatro pesetas". Lo saben hasta los más iletrados. Pero, con esas rentabilidades, los ojos nos hacen chiribitas. Nos puede la avaricia.
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