Se ha escrito mucho sobre el "código de suicidio" del ZUNE, pero no como se llegó al mismo. El Tendero nos cuenta como un error tan de bulto llegó a un producto terminado y en venta, y quien pagó los platos rotos de semejante fallo. Si, vais bien, ninguno de los jefazos que tomaron las decisiones. Cada día duermo más tranquilo sabiendo que esa gente es la que ha diseñado el software que controla los submarinos nucleares británicos.
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