Doblan las campanas en Roma pero no doblan alegres para anunciar el nombramiento de un nuevo pontífice. Si escucháis bien, doblan cansadas, tristes, desesperanzadas porque millones de hombres y mujeres en el siglo XXI aclaman a uno de los Estados más corruptos de la Tierra donde los escándalos bancarios y sexuales se tapan pero de la obscena riqueza se hace gala, doblan porque millones de pobres adoran a una institución bañada en oro, un becerro de oro al que miran como un rebaño, doblan porque millones de almas aplauden a una de las organizaci
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