Si bien es cierto que el invierno en Alemania se hace bastante duro, no tanto por las bajas temperaturas sino por las pocas horas de sol, también lo es que las navidades tienen ese punto cinematográfico que tanto se echa de menos en España. Los primeros copos de nieve del invierno, bufandas y guantes o un domingo en el sofá bajo una manta con la blanca ciudad como fondo pertenecen a ese ideal colectivo de la Navidad. Sin embargo, hay algo que me gusta mucho más que todo eso, y es el mercado navideño.
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