La “Ley Sinde” no está tumbada definitivamente. Sin embargo, ya hemos ganado algo mucho más importante: la perspectiva de que los ciudadanos todavía tenemos mucho poder en nuestras manos. Los ciudadanos hemos creado un ambiente enrarecido, de alarma ciudadana. Hemos conseguido crear una atmósfera asfixiante que ha puesto a los partidos en la perspectiva de jugarse el tipo ante una amplia masa electoral cabreada. Ahora sabemos que tenemos este poder. Y lo podemos utilizar.
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