Hemos oído hablar que la vida se creó en un charco de la sopa química primordial, iniciada por los impactos de rayos, o por moléculas orgánicas que cayeron a la Tierra procedentes de cometas o planetas, tales como Marte. Pero ahora existe una alternativa. La joven Tierra era radiactiva; la Luna también tenía una órbita más baja, generando fuerzas de marea más potentes. Debido a la cercana proximidad a abundante agua, las playas radiactivas pueden haber tenido todos los ingredientes esenciales para los compuestos orgánicos, y finalmente la vida.
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