Darwin teorizó sobre la selección natural de las especies, pero la genética abre hoy la puerta a que el Hombre seleccione su propia descendencia, generando interrogantes éticas y desatando polémicas. Imaginen a los futuros padres hojeando un catálogo en internet en el que pueden elegir el color de los ojos, de la piel o el sexo de su bebé. ¿Elegirán un atleta o un proeza intelectual? Un escenario semejante, que ya no es completamente de ciencia ficción, es considerado por muchos como una pesadilla que acentuará aún más la desigualdad mundial.
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