Hace 19 años me fui a vivir a Madrid. Mi mamá me alquiló un apartamento de dos habitaciones, algo sencillo, amueblado y bien ubicado. Una de las primeras cosas que cambian cuando uno sale del país es que tenga que decir adiós a ese tipo de ayuda y se olvide para siempre de lo que significa que alguien más planche, lave o cocine en la casa de uno.
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