Es un asunto peliagudo este de la economía colaborativa; uno de los pocos en los que ambos bandos se reparten la razón. Por un lado están los profesionales tradicionales que reclaman, con justicia, que los nuevos modelos de negocio, por amateur que sean, tributen y se sometan a su regulación. Por el otro, el avance de la tecnología y el abanico de posibilidades que con ella se abren, un tsunami imparable que avanza por el mundo arrasando marcos legales. Lo denominan consumo colaborativo […]. Relacionada:
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